Entre sombras

Soy tu sombra, dijo la voz, y quería decirte que no te conduces nada bien en la vida. Yo lo sé perfectamente, pues hace mucho que sigo tus pasos (siempre he sido tu sombra, desde pequeñita). Andas sin rumbo todo el rato. Yo, la verdad, me aburro mucho. Por qué no tendrá una vida más interesante esta persona, me pregunto muchas veces. Igual tendría que tomar las riendas, no sé. Guiar yo y que tú me siguieras. Lo que pasa es que no pasaríamos desapercibidos y quizá sea un delito que uno siga a su sombra en vez de al revés. Ya, lo sé, a veces la dirección de la luz lo permite, pero otras no. No sé, no se me ocurre una solución sencilla para nuestro problema. Pero al menos podrías pasear con alguien y así tendría con quién hablar.


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