Prometeo


Por la tarde, lo quemamos todo. Virginia dijo que era un ritual de purificación, aunque la espesa columna de humo negro parecía desmentir esto. Hoy convertimos el dolor en humo, aclaró al ver el escepticismo en mis ojos. Ahora sólo es un dolor cancerígeno, bromeé yo. No, no lo entiendes, repuso con seriedad, aquí decimos adiós para siempre al pasado y nos prometemos levantar un mundo nuevo sobre las cenizas del anterior. Ahora la vida será lo que nosotros queramos que sea: elegiremos los nombres de las cosas, nuestras propias identidades. Todo.
Intentamos explicarles esto luego a los bomberos, pero no quedaron satisfechos.

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